BID, educación, ciencia y técnica 3
Estimado claustro universitario:
El BID a través de su División de Ciencia y Técnica expresan que la tecnología y la innovación pueden convertirse en herramientas claves para mejorar la equidad, dando respuesta a los desafíos sociales más relevantes.
Las soluciones a muchos problemas sociales que afectan a Latinoamérica y el Caribe no tendrían que surgir por casualidad sino por diseño y en ello las Universidades tienen un rol fundamental. Por ello, apoyarse en actores públicos y privados en la generación, implementación y difusión de innovaciones de alto impacto social a través de procesos que cuenten con la participación de estos actores de diversos sectores y disciplinas. Se debe hacer énfasis en involucrar a los beneficiarios finales en la identificación y priorización de sus problemas, así como la implementación y escalamiento de las soluciones. Se tiene que promover el uso de tecnologías y otras metodologías colaborativas para facilitar la articulación de la oferta y la demanda, y para democratizar la innovación.
Desde el 2010 el “innovation Lab ( I-Lab) del BID aplica la metodología de la innovación social generando plataformas donde los propios ciudadanos definen y priorizan sus problemas y capacidades, intereses y recursos para obtenerlos de: gobiernos, universidades, empresas y ONG a nivel no solo local sino regional y mundial.
Las alianzas público – privadas, universidades – empresa son esenciales para el BID con el objetivo de materializar innovaciones de gran impacto social, logrando una gran asistencia técnica y financiamiento, que apuntaría a maximizar el impacto social del dinero de los contribuyentes movilizando recursos adicionales desde el sector privado.
El ámbito de problemas sociales que pueden abordarse y enfrentarse por medio de la innovación es muy amplio. La priorización que los gobiernos hacen de temas tales como: el mejoramiento de la educación escolar, la mortalidad infantil, la malnutrición, etc, es determinada por su agenda social. El BID participaría, una vez establecida estas prioridades: a – determinar los desafíos más apremiantes con la participación de los beneficiarios, b – identificar las soluciones, con empresas, emprendedores y universidades entre otros, c- identificar las innovaciones con mayores posibilidades de impacto social y finalmente d- ampliar la escala de estas innovaciones.
El principio básico del BID es maximizar los recursos y las capacidades públicas y privadas disponibles para aportar soluciones a los problemas de la sociedad especialmente a los de los grupos más excluídos.
Vivimos una época de transformaciones tecnológicas que lamentablemente favorece más, dicha exclusión social. Nuevas tecnologías, especialmente las relacionadas con la comunicación, están generando ideas e innovaciones originales por medio de la integración de grupos interdisciplinarios geográficamente dispersos, en ello deben tener una gran participación las Universidades. Al mismo tiempo, estas tecnologías facilitan que la gente se mantenga informada acerca de las desigualdades existentes y ofrecen a las personas afectadas por las desigualdades la oportunidad de organizarse para manifestar a los gobiernos sus frustraciones y desafíos, lo que, a su vez, genera nuevas presiones sobre los gobiernos. El involucramiento de la sociedad, especialmente, los grupos más excluidos, en el diseño de soluciones a sus problemas no solo es posible sino necesario y urgente.
Dada la complejidad y variedad de los problemas sociales, las interacciones universidad – empresa y los enfoques interdisciplinarios que esta interrelación permite son esenciales para identificar soluciones a problemas sociales. Proveen, adicionalmente, mejor entendimiento de las idiosincrasias de los grupos, de su aversión al riesgo, sus flujos financieros, su capital económico y humano y de las redes sociales en las que participan. Adicionalmente, este mecanismo legitima la política social, en la medida que convierte a los beneficiarios en partícipes activos en el proceso de innovación.
El BID a través de su División de Ciencia y Técnica expresan que la tecnología y la innovación pueden convertirse en herramientas claves para mejorar la equidad, dando respuesta a los desafíos sociales más relevantes.
Las soluciones a muchos problemas sociales que afectan a Latinoamérica y el Caribe no tendrían que surgir por casualidad sino por diseño y en ello las Universidades tienen un rol fundamental. Por ello, apoyarse en actores públicos y privados en la generación, implementación y difusión de innovaciones de alto impacto social a través de procesos que cuenten con la participación de estos actores de diversos sectores y disciplinas. Se debe hacer énfasis en involucrar a los beneficiarios finales en la identificación y priorización de sus problemas, así como la implementación y escalamiento de las soluciones. Se tiene que promover el uso de tecnologías y otras metodologías colaborativas para facilitar la articulación de la oferta y la demanda, y para democratizar la innovación.
Desde el 2010 el “innovation Lab ( I-Lab) del BID aplica la metodología de la innovación social generando plataformas donde los propios ciudadanos definen y priorizan sus problemas y capacidades, intereses y recursos para obtenerlos de: gobiernos, universidades, empresas y ONG a nivel no solo local sino regional y mundial.
Las alianzas público – privadas, universidades – empresa son esenciales para el BID con el objetivo de materializar innovaciones de gran impacto social, logrando una gran asistencia técnica y financiamiento, que apuntaría a maximizar el impacto social del dinero de los contribuyentes movilizando recursos adicionales desde el sector privado.
El ámbito de problemas sociales que pueden abordarse y enfrentarse por medio de la innovación es muy amplio. La priorización que los gobiernos hacen de temas tales como: el mejoramiento de la educación escolar, la mortalidad infantil, la malnutrición, etc, es determinada por su agenda social. El BID participaría, una vez establecida estas prioridades: a – determinar los desafíos más apremiantes con la participación de los beneficiarios, b – identificar las soluciones, con empresas, emprendedores y universidades entre otros, c- identificar las innovaciones con mayores posibilidades de impacto social y finalmente d- ampliar la escala de estas innovaciones.
El principio básico del BID es maximizar los recursos y las capacidades públicas y privadas disponibles para aportar soluciones a los problemas de la sociedad especialmente a los de los grupos más excluídos.
Vivimos una época de transformaciones tecnológicas que lamentablemente favorece más, dicha exclusión social. Nuevas tecnologías, especialmente las relacionadas con la comunicación, están generando ideas e innovaciones originales por medio de la integración de grupos interdisciplinarios geográficamente dispersos, en ello deben tener una gran participación las Universidades. Al mismo tiempo, estas tecnologías facilitan que la gente se mantenga informada acerca de las desigualdades existentes y ofrecen a las personas afectadas por las desigualdades la oportunidad de organizarse para manifestar a los gobiernos sus frustraciones y desafíos, lo que, a su vez, genera nuevas presiones sobre los gobiernos. El involucramiento de la sociedad, especialmente, los grupos más excluidos, en el diseño de soluciones a sus problemas no solo es posible sino necesario y urgente.
Dada la complejidad y variedad de los problemas sociales, las interacciones universidad – empresa y los enfoques interdisciplinarios que esta interrelación permite son esenciales para identificar soluciones a problemas sociales. Proveen, adicionalmente, mejor entendimiento de las idiosincrasias de los grupos, de su aversión al riesgo, sus flujos financieros, su capital económico y humano y de las redes sociales en las que participan. Adicionalmente, este mecanismo legitima la política social, en la medida que convierte a los beneficiarios en partícipes activos en el proceso de innovación.
Dr. Daniel R. Miranda
Rector UMaza
Bicentenario Cruce de Los Andes
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